La monogamia ha sido parte de la humanidad durante milenios, y con ella, las discusiones de pareja. Estas disputas, que van desde pequeñas diferencias hasta grandes peleas, son inevitables en cualquier relación. Sin embargo, es crucial entender la diferencia entre una discusión constructiva y una destructiva.
Según la terapeuta Syra Balanzat, discutir es necesario para gestionar emociones y llegar a acuerdos. Las discusiones permiten expresar necesidades y deseos, pero deben hacerse de manera asertiva. Por otro lado, Lucía Camín señala que muchas veces las discusiones se convierten en conflictos de intereses, donde la frustración y los reproches predominan.
La ira, aunque natural, puede llevar a ataques verbales que no benefician a la relación. Julia Pascual, terapeuta de parejas, destaca que la rabia puede ser útil para establecer límites, pero también puede ocultar miedos más profundos. Las peleas son normales, pero es importante reconocer que las parejas que comparten similitudes tienden a tener un mayor bienestar.
Existen parejas que evitan discutir, acumulando frustraciones que pueden estallar más tarde. Syra advierte que los silencios también pueden ser destructivos. Sin embargo, hay parejas que, tras trabajar en sus diferencias, logran mantener un bajo número de discusiones. Esto no significa que no haya desacuerdos, sino que han aprendido a resolverlos.
Aprender a discutir de manera efectiva es fundamental. Técnicas como ‘El Púlpito’ pueden ayudar a crear un espacio seguro para las disputas. Además, la escucha activa es esencial para entender al otro y tener discusiones asertivas. Finalmente, el perdón y la capacidad de reiniciar la relación tras una discusión son claves para mantener una conexión saludable.
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