La criogénesis no es solo un concepto de ciencia ficción, sino una realidad que comenzó a explorarse en los años 60. En 1967, el doctor Robert E. Ettinger realizó el primer intento de congelar a un ser humano, el psicólogo James Bedford, quien padecía cáncer. Ettinger creía que, en el futuro, la ciencia podría revivir a Bedford y curar su enfermedad. Este experimento marcó el inicio de la criopreservación humana.
El encuentro entre Ettinger y Bedford fue crucial. Bedford, impresionado por el libro de Ettinger, ‘Perspectivas de inmortalidad’, se ofreció como voluntario para el experimento. A pesar de las dudas iniciales de su familia, Bedford decidió someterse a la criogénesis, convencido de que la ciencia podría ofrecerle una segunda oportunidad.
El proceso de congelación fue meticuloso. Ettinger preparó un equipo especializado y, tras la muerte de Bedford el 12 de enero de 1967, se aplicaron técnicas para preservar sus células, especialmente las del cerebro. Aunque el procedimiento fue considerado exitoso en su momento, los avances científicos han demostrado que el cuerpo de Bedford sufrió daños irreparables durante la congelación.
A pesar de que la resurrección de Bedford no ha sido posible, su historia ha dejado un legado. Cada 12 de enero se conmemora su intento de criogénesis, y su cuerpo permanece en la ‘Alcor Life Extension Foundation’, junto a otros 200 cuerpos. La figura de Bedford se ha convertido en un símbolo de la esperanza en la ciencia y la posibilidad de la vida después de la muerte.
Imagen: ABC