La pausa para el café es un momento sagrado en la jornada laboral, pero ¿sabías que su origen está relacionado con el capitalismo y la productividad? Durante la Segunda Guerra Mundial, las fábricas contrataban a mujeres para reemplazar a los hombres en el frente de batalla. Sin embargo, estas mujeres no tenían la resistencia necesaria para trabajar largas jornadas sin descanso. Fue entonces cuando Phil Greinetz, propietario de una fábrica de corbatas, decidió implementar una pausa de 15 minutos para que sus empleadas descansaran y tomaran una taza de café.
Esta pausa resultó ser muy beneficiosa, ya que las empleadas regresaban al trabajo con energías renovadas y mantenían su productividad durante el resto del día. Sin embargo, Greinetz no pagaba a sus empleadas por ese tiempo de descanso, argumentando que no estaban trabajando durante ese período. Fue necesario que un inspector del Departamento de Trabajo de los Estados Unidos interviniera y dictaminara que todo el tiempo que las empleadas pasaban en la fábrica debía ser remunerado.
Desde entonces, las pausas para el café forman parte de la jornada laboral y están remuneradas. Pero, ¿por qué el café se convirtió en la bebida elegida para estas pausas? La respuesta se encuentra en una campaña publicitaria de la Pan-American Coffee Bureau, que asoció la pausa para el café con los beneficios que esta bebida aporta. Las empleadas de la fábrica adoptaron esta idea y comenzaron a tomar una taza de café durante su descanso.
Resulta que esta combinación de descanso y café tiene beneficios tanto para el cuerpo como para el cerebro. Durante la pausa, tanto el cuerpo como el cerebro disminuyen su intensidad, lo que permite recuperar energías y capacidad de concentración. Además, la cafeína del café estimula la actividad cognitiva del cerebro y mejora la memoria ejecutiva, la atención y la concentración.
En resumen, la pausa para el café es mucho más que un simple descanso. Es una estrategia para aumentar la productividad y el bienestar de los empleados. Así que la próxima vez que te tomes un café en el trabajo, recuerda que estás siguiendo una tradición que tiene sus raíces en la Segunda Guerra Mundial y que ha demostrado ser beneficiosa tanto para los empleados como para los empleadores.
Imagen: Pexels (Andrea Piacquadio), Flickr (Mid-Century Press)
