La historia del tapón de corcho y el sacacorchos se remonta a la Antigua Grecia y los romanos, quienes utilizaban otros materiales para sellar las botellas de vino. Fue en el siglo XVII cuando se empezó a utilizar el corcho como tapón, gracias al monje Dom Pierre Perignon, inventor del champagne. El corcho permite un cierre hermético que evita la entrada de aire y bacterias, pero permite una microoxigenación que mejora el vino. Por otro lado, el sacacorchos surgió como respuesta a la necesidad de abrir las botellas de vidrio de cuello estrecho. El primer sacacorchos registrado fue un tornillo sujeto a un fragmento de madera en 1795, y desde entonces se han desarrollado numerosos modelos, como el sacacorchos de palanca y el sacacorchos con alas. La historia del tapón de corcho y el sacacorchos es una parte importante de la experiencia de disfrutar un buen vino.
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