Trasmoz, un pueblo en Zaragoza, fue excomulgado en el siglo XIII por supuesta brujería y maldito en el siglo XVI por una disputa por el agua. Aunque la Iglesia nunca ha revocado estas decisiones, Trasmoz ha sabido aprovechar su historia de maldiciones y brujas para atraer turistas. El poeta Gustavo Adolfo Bécquer encontró inspiración en este pueblo y escribió sobre la muerte de una bruja local. Trasmoz cuenta con un museo de brujería y celebra una feria anual. A pesar de los intentos del Papa Francisco por absolver al pueblo, los habitantes de Trasmoz han decidido seguir celebrando misas sin problemas. La historia de Trasmoz demuestra cómo una maldición medieval puede dar fama y notoriedad a un lugar.