La guerra moderna se caracteriza por el uso de drones, sistemas de superioridad informática e inteligencia artificial. Sin embargo, en el conflicto de Ucrania, Rusia ha sorprendido al utilizar el código Morse, una tecnología del siglo XIX. Este sistema, aunque arcaico, sigue siendo eficiente y seguro en ciertos contextos bélicos.
El código Morse, desarrollado en 1837 por Samuel Morse y sus colaboradores, revolucionó la comunicación al permitir enviar mensajes a largas distancias con muy poca energía. Durante la Primera y Segunda Guerra Mundial, su uso fue crucial para la comunicación entre bases navales y buques de guerra, así como entre aviones de largo alcance. A pesar de la evolución tecnológica, el Morse sigue siendo relevante debido a su simplicidad y eficiencia.
En la guerra actual, los bombarderos rusos y los barcos de la Flota del Báltico utilizan el Morse para transmitir mensajes a sus centros de control. Este método es preferido por su bajo consumo de energía, su facilidad de encriptación y su similitud con la transmisión de un idioma hablado. Estos factores hacen que el Morse sea una opción viable en un conflicto donde la tecnología avanzada también juega un papel crucial.
En resumen, la guerra moderna combina tecnologías de vanguardia con métodos tradicionales como el código Morse, demostrando que las soluciones antiguas pueden seguir siendo útiles en el campo de batalla actual.
Imagen: Ezel