La disputa entre China y la Unión Europea ha alcanzado un nuevo punto crítico debido a los aranceles impuestos a los vehículos eléctricos chinos. Todo comenzó en julio, cuando la Comisión Europea concluyó que los fabricantes chinos se beneficiaban de subvenciones injustas, amenazando a los productores europeos. Como resultado, Bruselas impuso aranceles adicionales de hasta el 38,1% a los vehículos eléctricos importados desde China.
Recientemente, Europa aprobó un arancel del 45% que podría aplicarse durante cinco años. Entre los fabricantes afectados, Tesla enfrentará un arancel del 7,8%, mientras que BYD y Geely tendrán aranceles del 17% y 18,8%, respectivamente. Esta medida ha generado divisiones entre los Estados miembros de la UE, con Alemania y otros países en contra de los aranceles, mientras que Francia y otros apoyan la medida.
El canciller alemán, Olaf Scholz, ha expresado su preocupación por el impacto en la economía europea, mientras que los grandes fabricantes alemanes como BMW y Volkswagen han instado a continuar las negociaciones. Por otro lado, Francia ha liderado la presión para imponer aranceles, argumentando que es necesario proteger la industria europea.
España, que inicialmente apoyaba los aranceles, ha suavizado su postura, abogando por un compromiso entre la UE y China. El presidente Pedro Sánchez ha señalado la importancia de evitar una guerra comercial. En respuesta, China ha criticado los aranceles, considerándolos proteccionistas y ha advertido que tomará medidas para proteger sus intereses.
A pesar de los aranceles, algunos fabricantes chinos podrían seguir siendo competitivos gracias a sus ventajas de costes. Además, muchas marcas chinas están estableciendo fábricas en Europa para eludir estos aranceles. Por ejemplo, Chery y BYD han anunciado planes para abrir fábricas en España y Hungría, respectivamente.
Imagen: Business Insider