Según el último informe de la Agencia Tributaria, en 2022, el número de millonarios en España ha crecido un 2,5%. Este fenómeno se enmarca en un contexto global donde el 45,8% de la riqueza mundial está concentrada en solo el 1,1% de la población. La Generación Silenciosa y los Baby Boomers son los principales responsables de esta acumulación de riqueza, que se prevé que se transfiera a sus descendientes en un proceso conocido como la Gran Transferencia de Riqueza, valorada en 84 billones de dólares hasta 2045.
Sin embargo, no todos los millonarios están abordando la sucesión de la misma manera. Un informe de HSBC Global Private Banking revela que el 38% de los empresarios ya ha comenzado a transferir su riqueza, mientras que el 52% prefiere mantener sus empresas en manos familiares. Curiosamente, un 8% de los encuestados aún no ha considerado la sucesión.
Los herederos de grandes fortunas, como Bernard Arnault, ya ocupan posiciones estratégicas en sus empresas. En España, la sucesión de Amancio Ortega sigue un patrón similar, con sus herederos en roles clave dentro de Inditex. Sin embargo, un 34% de los millonarios desconfía de la ética de trabajo de sus herederos, y un 66% considera que sus hijos no desean continuar con el negocio familiar.
Ejemplos como el de Bill Gates y Warren Buffett muestran que muchos millonarios prefieren que sus hijos forjen su propio camino. La nieta del fundador de Ryanair, Danielle Ryan, también ha optado por no seguir el legado familiar. Este panorama plantea un dilema sobre la planificación del legado y la capacidad de los herederos para gestionar la riqueza acumulada.
Imagen: Flickr (Fortune Live Media, World Bank Photo Collection, Jérémy Barande)