La generación Z, compuesta por aquellos nacidos entre mediados de los 90 y los 2010, ha cambiado la forma de entender el trabajo y la vida. A diferencia de generaciones anteriores, los jóvenes de hoy en día no temen perder su empleo, ya que la inestabilidad laboral es algo común en la sociedad actual. Además, priorizan su propio bienestar y disfrute personal por encima del trabajo, considerándolo como una forma de lograr sus intereses y no como un fin en sí mismo.
Uno de los motivos por los que los miembros de la generación Z anteponen su vida personal al trabajo es la falta de responsabilidades. Acceder a la vivienda se ha vuelto cada vez más difícil, lo que desmotiva o retrasa la idea de asumir compromisos a largo plazo. Además, la idea de formar una familia ya no es tan prioritaria como antes, lo que les brinda más facilidades para seguir aprendiendo y dedicarse a sí mismos.
En cuanto a la vida profesional, la generación Z valora la autenticidad y busca trabajos que les permitan ser ellos mismos y encontrar significado en lo que hacen. El sueldo ya no es el factor más determinante a la hora de elegir un empleo, sino que valoran más la flexibilidad laboral y la conciliación entre vida personal y profesional. La tecnología ha jugado un papel fundamental en esta forma de entender el trabajo, ya que han crecido en un mundo digital y están acostumbrados a la conectividad constante y la flexibilidad que ofrece.
Aunque algunos critican a la generación Z por su supuesta falta de ambición, en realidad buscan triunfar en sus carreras sin renunciar a ciertos privilegios, como tener más tiempo para ellos mismos. Esta forma de vida puede ser considerada como ociosa y egoísta por algunos, pero al final, todo cambia y el trabajo no puede ser una excepción.
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