En 1938, Disney lanzó su primer largometraje, ‘Blancanieves y los siete enanitos’, consolidando su posición como una de las principales productoras de animación. Para celebrar el éxito, Walt Disney organizó un retiro de fin de semana para sus empleados, pero la fiesta se convirtió en un desenfreno de excesos y tensiones.
La fiesta tuvo lugar en el lujoso Norconian Club, donde los animadores, jóvenes y entusiastas, se entregaron a la diversión y al alcohol. La noche se descontroló, con bailes sensuales y actos irresponsables, como llevar un caballo al hotel o lanzarse desde la terraza. La fiesta se extendió por todo el complejo, con empleados desnudos en la piscina y relaciones prohibidas.
Este evento marcó un antes y un después en la relación entre Walt Disney y sus empleados. A partir de entonces, Disney se mostró distante y menos familiar. Además, los animadores se enfrentaron a la presión de superar el éxito de ‘Blancanieves’ con proyectos como ‘Pinocho’ y ‘Bambi’, mientras lidiaban con condiciones laborales difíciles.
La situación empeoró cuando Disney adquirió un estudio más grande y aumentó la plantilla. Los empleados se unieron a un sindicato, lo que generó tensiones y enemistades. Walt Disney y sus altos cargos consideraron a los sindicalistas una amenaza y los tacharon de «comunistas».
Finalmente, en mayo de 1941, estalló una huelga que duró cinco semanas. Durante este tiempo, las hostilidades aumentaron y el estudio tuvo que cerrar temporalmente. El Banco de América intervino y obligó a la compañía a negociar. Como resultado, se produjo una reestructuración que llevó al despido de casi la mitad de la plantilla.
Esta etapa marcó el fin de la imagen amigable de Walt Disney. Se convirtió en un anticomunista declarado y defendió los valores tradicionales de América. Nunca volvió a organizar una fiesta similar y la relación entre Disney y sus empleados cambió para siempre.
Imagen: Disney History Institute, Michael Barrier, Cartoon Brew
