La guerra ha cambiado drásticamente en los últimos años, adaptándose a nuevas tecnologías y métodos. Los drones teledirigidos han reemplazado en parte a los tradicionales fusiles de asalto y tanques, permitiendo ataques más precisos. Recientemente, se ha informado sobre la amenaza de Rusia a los cables submarinos que sostienen la conectividad a Internet, convirtiéndolos en un objetivo estratégico.
Además, la inteligencia artificial generativa ha surgido como una herramienta revolucionaria, aunque su mal uso podría tener consecuencias catastróficas, como lo advirtió el ex-CEO de Google, Eric Schmidt. La IA podría impactar la guerra de manera similar a las armas nucleares.
Otro aspecto preocupante es la suplantación de identidad de aviones, un fenómeno que ha captado la atención de aerolíneas y expertos en seguridad. Las señales falsificadas del Sistema de Posicionamiento Global (GPS) están afectando a vuelos comerciales, generando alertas falsas que pueden confundir a los pilotos. Un caso reciente involucró a un capitán de American Airlines que recibió una alerta de peligro mientras volaba a gran altitud.
Este tipo de ciberguerra ha ido en aumento, con más de 1.100 vuelos afectados en agosto de 2024, en comparación con unas pocas decenas en febrero. Las aerolíneas están trabajando con fabricantes y reguladores para encontrar soluciones, aunque las nuevas normativas no se implementarán hasta el próximo año. Mientras tanto, los pilotos están siendo capacitados para identificar y manejar estas amenazas.
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