La inteligencia artificial (IA) ha demostrado tener fallos preocupantes en cuanto a discriminación y sesgos. Desde el reconocimiento facial hasta la generación de respuestas, los modelos de IA han mostrado prejuicios hacia personas de piel más oscura y lenguajes no asociados a interlocutores blancos. Estos errores son resultado de la falta de diversidad en quienes desarrollan la IA y en los conjuntos de datos utilizados para entrenar los modelos. La falta de representación de personas negras y de otras etnias en la industria tecnológica y en los datos online contribuye a estos sesgos. Sin embargo, algunos investigadores y empresas están trabajando para incorporar datos más diversos y enfoques equitativos en la IA. La inclusión de diferentes perspectivas y experiencias en el desarrollo de la tecnología puede ayudar a superar los prejuicios y a crear modelos más justos y precisos.
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