El mercado de la carne cultivada está emergiendo como un nicho prometedor dentro del sector foodtech. Países como Singapur, Estados Unidos e Israel lideran esta innovación, mientras que en Europa enfrenta obstáculos burocráticos. Recientemente, la compañía francesa Gourmey ha solicitado a las autoridades reguladoras de la Unión Europea la aprobación para vender foie gras de laboratorio. Esta solicitud marca un hito en el avance de la carne cultivada en Europa.
La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) es la encargada de evaluar la seguridad y el perfil nutricional del foie gras de Gourmey, un proceso que podría durar al menos 18 meses. Si se aprueba, el producto podrá comercializarse en los 27 países de la UE. Esta solicitud llega después de que Aleph Farms presentara su carne de vacuno cultivada en Suiza y Reino Unido, y de que Estados Unidos aprobara la venta de productos de pollo cultivado en 2023.
Según Carlos Campillos Martínez, del Good Food Institute Europe, esta solicitud es una señal importante para el sector de proteínas alternativas en España. La carne cultivada podría reducir los impactos ambientales y mejorar el bienestar animal, además de fomentar la inversión y proporcionar empleos sostenibles. Seth Roberts, de la misma institución, destaca que esta innovación podría reforzar las culturas gastronómicas de Europa.
Italia se convirtió en el primer país en prohibir la carne cultivada en noviembre pasado, y otros países como Francia, Austria, Hungría y Rumania podrían seguir su ejemplo. En España, la startup BioTech Foods lidera el proyecto de carne in vitro. La evidencia científica sugiere que la carne cultivada podría reducir significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero, la contaminación atmosférica y el uso de agua, además de requerir menos tierra y reducir la dependencia de antibióticos.
Imagen: Business Insider