La «cárcel de directores» es un término que describe el limbo profesional donde terminan los directores tras un fracaso en taquilla. Este fenómeno refleja el temor de la industria cinematográfica a tomar riesgos económicos. Directores como Damien Chazelle, conocido por éxitos como ‘La La Land’, han experimentado este castigo tras fracasos como ‘Babylon’. Incluso cineastas consagrados como Francis Ford Coppola y David Lynch enfrentan dificultades para financiar sus proyectos. La industria prefiere apostar por franquicias y remakes, minimizando el riesgo financiero. Este conservadurismo limita la creatividad y la diversidad en el cine, afectando tanto a los creadores como a los espectadores.
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