La azitromicina, uno de los antibióticos más utilizados del mundo, está perdiendo eficacia debido al aumento de las resistencias bacterianas. La Agencia Europea del Medicamento ha iniciado una revisión para evaluar su uso y buscar alternativas. El problema radica en el uso excesivo de este antibiótico, que ha llevado a que algunas bacterias tengan más de un 30% de cepas resistentes. La pérdida de la azitromicina sería una catástrofe, ya que las resistencias bacterianas son responsables de la muerte de 3500 personas al día. El aumento del uso de este antibiótico durante la pandemia de COVID-19 ha contribuido a este problema, a pesar de que posteriormente se descartó su eficacia contra la enfermedad. Además, se ha observado que el 96% de las prescripciones de azitromicina están fuera de indicación, lo que indica un mal uso generalizado. Es crucial tomar medidas para frenar la resistencia bacteriana y preservar la eficacia de los antibióticos.