Japón está experimentando un auge turístico sin precedentes, con cifras récord de visitantes. En marzo, el país registró tres millones de turistas, un 69,5% más que el año anterior. Este incremento ha llevado a la industria de la hostelería a implementar un sistema de precios diferenciados, donde los turistas pagan más que los residentes locales. Esta estrategia busca aprovechar el mayor poder adquisitivo de los visitantes extranjeros sin desalentar a los clientes japoneses.
Restaurantes como Tamatebako en Shibuya y Toyosu Senkyaku Banrai en Tokio ya aplican esta política. Miki Watanabe, presidente de la cadena Watami, explica que los turistas están dispuestos a pagar precios más altos por productos que los japoneses consideran caros. Además, lugares turísticos como el Castillo Himeji también han adoptado tarifas más altas para los extranjeros, justificando esta medida como una forma de sostenibilidad social y económica.
El abogado Shohei Furukawa señala que, siempre que los precios se expliquen adecuadamente, esta práctica no presenta problemas legales. Sin embargo, el aumento del turismo también ha generado desafíos, como la masificación en Kioto y el monte Fuji, donde se han implementado restricciones para controlar el flujo de visitantes.
La debilidad del yen ha sido un factor clave en este boom turístico, haciendo que Japón sea más atractivo para los visitantes de Europa y Estados Unidos. Aunque esta situación económica presenta desafíos, la estrategia de precios diferenciados en la hostelería y otros sectores busca equilibrar los beneficios y los problemas asociados con el turismo masivo.