En Italia, los alumnos deberán prestar atención a su comportamiento en las aulas, ya que la nueva ley educativa establece que su actitud será tan importante como sus conocimientos académicos. Esta medida, impulsada por el Gobierno de Giorgia Meloni, ha generado un intenso debate. La Cámara de Diputados ha aprobado un sistema que incluye un «voto di comportamento», que evaluará la conducta de los estudiantes y podrá influir en su promoción escolar.
La ley permite a las escuelas suspender a los alumnos basándose en su comportamiento, lo que ha suscitado opiniones divididas. Algunos creen que fomentará la responsabilidad entre los estudiantes, mientras que otros lo ven como un eco de políticas educativas represivas del pasado. La medida fue aprobada con 145 votos a favor y 97 en contra, y establece que si un estudiante no alcanza una calificación mínima en su nota de conducta, podrá ser suspendido, independientemente de su rendimiento académico.
Además, se contemplan sanciones económicas para aquellos que agredan al personal escolar, con multas que oscilan entre 500 y 10.000 euros. En caso de expulsión, los alumnos deberán realizar cursos sobre conducta o trabajos comunitarios. El ministro de Educación, Giuseppe Valditara, defiende la ley como un paso hacia un sistema escolar que empodere a los niños y devuelva autoridad a los profesores.
Sin embargo, algunos estudiantes y sindicatos critican la medida, argumentando que refuerza una cultura autoritaria y puede ser utilizada como una herramienta represiva. La discusión sobre la autoridad en las escuelas italianas continúa, y la implementación de esta ley será observada de cerca.