Islandia ha dado luz verde a la caza de ballenas para la temporada 2024, permitiendo a la única compañía ballenera del país, Hvalur hf, capturar 128 rorcuales comunes. Esta decisión, anunciada por el Ministerio de Pesca y Alimentación, ha generado controversia y críticas de defensores de los animales. Las cuotas incluyen 99 cetáceos en la región de Groenlandia y al oeste de Islandia, y 29 al este de la isla hasta las Islas Feroe.
El Gobierno islandés ha justificado la medida basándose en el principio de precaución y en la importancia del uso sostenible de los recursos. Sin embargo, organizaciones como Humane Society International y el Fondo Internacional para el Bienestar Animal (IFAW) han condenado la decisión, argumentando que la caza de ballenas es cruel y no rentable. Los métodos de caza, que incluyen arpones explosivos, han sido criticados por causar agonías prolongadas a los cetáceos.
A pesar de la oposición mayoritaria de la población islandesa, que ha aumentado en los últimos años, el Gobierno ha decidido continuar con esta práctica. La ministra de Pesca y Alimentación, Bjarkey Olsen Gunnarsdóttir, ha señalado que la decisión no refleja necesariamente sus posiciones personales, pero que debe respetar las leyes y reglamentos del país. La caza de ballenas en Islandia ha sido una tradición histórica, aunque en las últimas dos décadas, el turismo de observación de cetáceos ha ganado popularidad.
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