Islandia está tomando medidas para equilibrar el crecimiento del turismo con la sostenibilidad ambiental y social. El primer ministro, Bjarni Benediktsson, ha anunciado que el país está revisando su sistema fiscal para que los turistas paguen más por visitar los destinos más populares. Este enfoque busca evitar la saturación turística y proteger los recursos naturales. Las autoridades han reintroducido un impuesto turístico y están considerando ajustes adicionales para controlar el flujo de visitantes. El objetivo es garantizar que el turismo beneficie a la economía sin perjudicar el medio ambiente ni la calidad de vida de los residentes.