Hong Kong ha sufrido enormemente tras la pandemia, convirtiéndose en un destino turístico menos atractivo. A pesar de una inversión de 129 millones de dólares en campañas de promoción, el turismo sigue rezagado. En comparación con otros destinos asiáticos, Hong Kong ha visto una caída del 30% en el turismo respecto a 2018.
Las protestas prodemocracia en 2019 y las severas restricciones por el Covid-19 han contribuido a esta situación. Además, muchos residentes prefieren viajar a China continental por los precios más bajos, lo que afecta al comercio local y ha llevado al cierre de numerosos establecimientos.
Las cifras son alarmantes: en 2018, Hong Kong recibió 65 millones de visitantes, pero en 2023 solo alcanzó los 34 millones. La disminución del gasto per cápita también ha impactado negativamente en la economía local, afectando a sectores clave como la restauración.
El sector hotelero de lujo también ha visto pérdidas significativas, con un descenso en la llegada de turistas de Estados Unidos y Europa. La conectividad aérea ha sido otro factor crítico, con una reducción del 18% en la disponibilidad de asientos en comparación con hace cinco años.
A pesar de estos desafíos, Hong Kong sigue siendo un lugar atractivo por su paisaje y cultura. Sin embargo, las advertencias de seguridad de gobiernos occidentales podrían seguir afectando su imagen como destino turístico. La recuperación del turismo en Hong Kong enfrenta un camino difícil, marcado por percepciones erróneas y la necesidad de restaurar su estatus cosmopolita.
Imagen: johnlsl, Wilfredor