Tras casi un año de combates en Gaza, Israel intensifica las hostilidades con Hezbollah en Líbano. Las operaciones encubiertas y bombardeos han dejado cientos de muertos. La lucha contra Hamas ha puesto a prueba a las fuerzas armadas israelíes, que enfrentan escasez de efectivos y una economía en declive. La presión pública crece a favor de un alto el fuego y un acuerdo sobre los rehenes.
Desde el 8 de octubre, se han producido disparos transfronterizos entre Hezbollah y el Ejército israelí. Hezbollah exige un alto el fuego en Gaza como condición para cesar sus ataques. Si Israel entra en una guerra a gran escala con Hezbollah, se enfrentará a una amenaza mucho mayor que la de Hamas, debido a las capacidades militares más sofisticadas de Hezbollah.
Hezbollah, respaldado por Irán, cuenta con un arsenal de entre 120.000 y 200.000 cohetes y misiles, lo que representa un desafío significativo para Israel. La economía israelí ha sufrido un duro golpe desde el inicio de la guerra, con una contracción del 4,1% en los primeros meses del conflicto. Además, el gasto militar se ha disparado, lo que ha afectado la calificación crediticia del país.
Internamente, el apoyo a la guerra ha disminuido, y muchos israelíes abogan por un acuerdo diplomático con Hezbollah. La presión por una guerra a gran escala podría ser más palpable en el norte de Israel, donde los residentes han sufrido las consecuencias del conflicto. La situación es compleja y plantea interrogantes sobre la capacidad de Israel para manejar un segundo frente.
Imagen: CNN