Muchas personas experimentan un aumento del apetito después de hacer ejercicio, lo que puede dificultar la pérdida de calorías. Sin embargo, este aumento del apetito es normal y se debe a que el cuerpo necesita reponer la energía gastada durante el entrenamiento. A medida que mejora tu condición física, el apetito se vuelve más manejable. La duración e intensidad del ejercicio también juegan un papel importante en el apetito. Los entrenamientos largos y intensos tienden a suprimir el apetito, mientras que los ejercicios de intensidad baja a moderada pueden aumentar el hambre. Después de hacer ejercicio, es importante comer una comida o snack equilibrado que incluya carbohidratos para reponer la energía, proteínas para ayudar en la recuperación muscular y agua para mantenerse hidratado. Algunas opciones recomendadas incluyen queso fresco, proteína de suero de leche, frutas, avena y frutos secos. Además, la alimentación antes del entrenamiento también es importante para tener suficiente energía. Es recomendable consumir carbohidratos de absorción rápida, como plátanos o tostadas, y proteínas para ayudar en la recuperación muscular. Evita alimentos de digestión lenta, como frutos secos, ya que pueden afectar negativamente al entrenamiento. En resumen, el ejercicio puede aumentar el apetito, pero siguiendo una alimentación adecuada antes y después del entrenamiento, puedes controlar el hambre y obtener los mejores resultados.
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