Guyana, un pequeño país sudamericano, está viviendo una auténtica explosión del petróleo que ha transformado su economía. Con una población de aproximadamente 800.000 personas, ha pasado de ser uno de los países con menor desempeño en la región a convertirse en la economía de mayor crecimiento del mundo durante dos años consecutivos.
Se proyecta que para 2027, Guyana bombeará más crudo per cápita que Arabia Saudita o Kuwait. En el primer semestre de 2024, su economía creció un 49,7%, con el sector petrolero representando el 67% de este crecimiento. El presidente Irfaan Ali ha elevado las estimaciones de crecimiento anual al 42,8%.
El gobierno ha implementado un programa que otorgará 2.000 dólares a cada hogar, afectando a alrededor de 264.000 familias. Esta medida busca reducir las desigualdades económicas y mejorar la calidad de vida, aunque algunos expertos advierten que podría aumentar la inflación a largo plazo.
El pago único ha sido bien recibido por defensores de la renta básica universal, aunque no se trata de un ingreso recurrente. La economía de Guyana ha experimentado un crecimiento sin precedentes desde el descubrimiento de vastas reservas de petróleo en 2015, con proyecciones de producción de 1.3 millones de barriles diarios para 2027.
Guyana está creando su propio fondo de recursos naturales, similar al de Noruega, para gestionar prudentemente las ganancias del petróleo. Sin embargo, persisten preocupaciones sobre la inflación y la necesidad de un enfoque integral a largo plazo en la gestión de la riqueza.
El futuro de Guyana parece prometedor, pero el equilibrio entre desarrollo económico y equidad será un desafío. Además, otros países latinoamericanos como Argentina y Ecuador también buscan expandir sus industrias petroleras, lo que plantea interrogantes sobre la sostenibilidad y los objetivos climáticos globales.