Gósol, un pequeño pueblo de montaña en España, experimentó un aumento en su población durante la pandemia gracias a la llegada de familias que buscaban escapar de las ciudades. Sin embargo, este efecto se ha disipado y muchas de esas familias han vuelto a marcharse. La falta de viviendas asequibles es uno de los principales desafíos que enfrenta Gósol, ya que la mayoría de las casas en el pueblo son segundas residencias o están destinadas al turismo. A pesar de sus problemas demográficos, Gósol cuenta con una escuela que ha visto un aumento en el número de alumnos durante la pandemia, pero su futuro es incierto. Este caso refleja una tendencia más amplia en España, donde muchos municipios rurales experimentaron un aumento en su población durante la pandemia, pero luego vieron cómo ese crecimiento se desvanecía. La crisis de vivienda es un problema común en muchas áreas rurales, donde la escasez de viviendas y los altos precios dificultan que las personas encuentren un hogar. Aunque el éxodo hacia los pueblos durante la pandemia fue notable, no siempre se traduce en un aumento sostenido de la población. Gósol es un ejemplo de cómo la falta de viviendas asequibles puede obstaculizar el crecimiento de un pueblo y llevarlo a convertirse en un pueblo fantasma.
Imagen: Angela Llop (Flickr) 1 y 2