General Motors ha reconocido haber utilizado los datos de conducción de sus clientes sin su consentimiento para venderlos a terceros y obtener beneficios. Este problema ha generado desconfianza entre los clientes y ha llevado a la presentación de 10 demandas federales contra la compañía. Aunque General Motors ha tomado medidas para solucionar el problema, como dejar de compartir datos con los brókers de datos LexisNexis y Verisk, así como mejorar los controles de privacidad, el daño ya está hecho.
En la era de la internet, los datos se han convertido en un negocio lucrativo y muchas empresas, incluida la industria del automóvil, se dedican a recopilar y vender datos de sus clientes. El problema es que los clientes rara vez saben qué datos se recopilan y qué se hace con ellos. En el caso de General Motors, los datos de conducción recopilados por su servicio OnStar Smart Driver fueron vendidos a un bróker de datos que los vendió a compañías de seguros. Los clientes afectados descubrieron esto cuando vieron que sus pólizas de seguro subían de precio debido a los informes de LexisNexis.
Las demandas presentadas contra General Motors alegan que los conductores no se inscribieron conscientemente en el programa Smart Driver y que la compañía no les informó explícitamente sobre el intercambio de datos. Esto ha generado un desastre en términos de opinión pública para General Motors.
A pesar de las medidas tomadas por la compañía, como dejar de compartir datos con LexisNexis y Verisk, y contratar a una nueva directora de confianza y privacidad, reparar el daño causado será complicado. La desconfianza entre los clientes y el conocimiento público del caso dificultarán la recuperación de la reputación de General Motors.
Imagen: Motorpasión