Fujikawaguchiko, una localidad en la prefectura de Yamanashi, Japón, es famosa por sus impresionantes vistas del Monte Fuji. Sin embargo, la afluencia masiva de turistas ha llevado a las autoridades a tomar medidas drásticas. Recientemente, se ha instalado una pantalla de 2,5 metros de alto y 20 metros de largo para bloquear la vista del icónico volcán desde una popular calle. Esta decisión busca mitigar los problemas de seguridad y las molestias causadas por los visitantes, quienes a menudo arrojan basura, entorpecen el tráfico y desobedecen las indicaciones locales.
El fenómeno comenzó en 2022, cuando un influencer compartió una foto del Monte Fuji con una tienda Lawson en primer plano, desatando una fiebre por replicar la imagen. La situación se volvió insostenible, con turistas invadiendo la zona y causando problemas a los residentes. La pantalla, aunque simple y funcional, ha atraído la atención de medios y curiosos, generando reacciones mixtas entre los visitantes y los lugareños.
Este caso es un claro ejemplo de cómo el turismo masivo puede convertirse en una maldición para las comunidades locales. Japón, que ha experimentado un aumento significativo en el número de turistas debido a la debilidad del yen, enfrenta el desafío de equilibrar su popularidad turística con la vida cotidiana de sus habitantes. Medidas similares se han implementado en otras áreas del país, como restricciones en el barrio de las geishas en Kioto y una tasa por ascender al Monte Fuji.
Imagen: Hans-Johnson (Flickr)