Frida Kahlo es una de las artistas más célebres del siglo XX, conocida por sus autorretratos que combinan fantasía y realismo. Aunque a menudo se le asocia con el surrealismo, ella afirmaba que sus obras eran reflejos de su vida, marcada por un trágico accidente de tráfico. Este evento dejó secuelas que la acompañaron durante toda su existencia.
Recientemente, investigadores del Institut Guttmann han publicado un estudio en el ‘Journal of Neurology’ que sugiere que parte de los síntomas que sufría Kahlo podrían estar relacionados con un síndrome de la cola de caballo (SCC), una lesión traumática en la médula espinal. Este diagnóstico podría ofrecer una explicación más completa de su dolor y sufrimiento.
Kahlo contrajo polio a los seis años, lo que le dejó secuelas permanentes. Sin embargo, el accidente de autobús a los 18 años fue el que más impactó su vida. Sufrió múltiples fracturas y lesiones que la llevaron a pasar largos periodos en el hospital y a someterse a numerosas operaciones a lo largo de su vida.
Los especialistas han analizado su historia clínica y han encontrado que la alteración neurológica y el dolor que experimentaba podrían estar relacionados con el SCC. A pesar de las intervenciones médicas, su condición empeoró con el tiempo, y continuó sufriendo dolor crónico y fatiga.
Además, se ha documentado que Kahlo utilizaba costillas ortopédicas, lo que podría haber contribuido a su discapacidad. Aunque también se le diagnosticó espina bífida, no hay evidencia de que esta dolencia causara sus síntomas antes del accidente. Finalmente, en 1953, le amputaron la pierna derecha, lo que intensificó su sufrimiento.
Frida Kahlo dejó un legado artístico que refleja su dolor físico y emocional. Su obra, como ‘Un ciervo herido’, se puede interpretar como una transformación de su sufrimiento en belleza, consolidando su lugar en la historia del arte.
Imagen: ABC