En las grandes ciudades, como Nueva York, existen estructuras arquitectónicas que parecen ser lo que no son. Estas construcciones, conocidas como follies urbanos, son fachadas engañosas que ocultan funciones muy diferentes. A menudo, los transeúntes pasan por delante sin darse cuenta de que detrás de esas fachadas no hay vida, sino instalaciones como ventilaciones del metro o centros de datos.
Un ejemplo emblemático se encuentra en el 48 de Joralemon Street, en Brooklyn Heights. Este edificio, que aparenta ser una vivienda, es en realidad una planta de ventilación del metro. Construido en 1847, se transformó en una salida de emergencia durante la construcción del túnel de la calle Joralemon. A su lado, las viviendas normales contrastan con esta estructura que, aunque parece acogedora, es completamente vacía.
Otro caso notable es el Strecker Memorial Laboratory en la isla de Roosevelt. Este edificio, que fue un laboratorio médico, se convirtió en una subestación de conversión de energía, dejando atrás cualquier rastro de su pasado. Además, en el Muelle 34, encontramos un gran edificio que ventila el humo del túnel Holland, también vacío y sin vida.
La torre de AT&T, un rascacielos brutalista en Manhattan, es otro ejemplo de arquitectura engañosa. Sin ventanas y diseñado para soportar explosiones, alberga equipos de telecomunicaciones y ha sido vinculado a actividades de espionaje de la NSA. Este edificio, aunque parece desolado, es uno de los más seguros de Estados Unidos.
En resumen, estas follies urbanas son un recordatorio de que la arquitectura puede ocultar secretos fascinantes. Desde París hasta Londres, muchas ciudades cuentan con estructuras similares que, aunque parecen ordinarias, cumplen funciones vitales en el trasfondo de la vida urbana.
Imagen: Inhabitat, Dominio Público, Jim.henderson, Tdorante10, Dhaluza