En el verano de 2022, un crucero de investigación detectó una alarmante floración de algas nocivas en el estrecho de Bering, Alaska. Este evento, causado por el organismo unicelular Alexandrium catenella, representó un riesgo sin precedentes para la salud humana y del ecosistema. Las concentraciones de A. catenella superaron las 174.000 células por litro, un récord en el Ártico, lo que incrementó el peligro de envenenamiento en comunidades costeras que dependen de los recursos marinos.
Los investigadores de la Institución Oceanográfica Woods Hole (WHOI) subrayan que esta floración fue la mayor documentada en aguas polares. Las toxinas producidas por A. catenella pueden acumularse en los organismos marinos, afectando la cadena alimentaria y potencialmente intoxicando a las personas que consumen mariscos contaminados.
El evento de 2022 fue impulsado por la mezcla de aguas ricas en nutrientes y cálidas, lo que favoreció el crecimiento de las algas. La investigación destaca la importancia de monitorear estos fenómenos, especialmente en un contexto de cambio climático que podría aumentar la frecuencia de tales floraciones en el futuro.
Las comunidades costeras de Alaska recibieron avisos de riesgo tras la detección de la floración, lo que permitió una respuesta rápida y efectiva. A pesar de la gravedad de la situación, no se reportaron casos de intoxicación durante el evento. Sin embargo, los análisis revelaron concentraciones de saxitoxina que superaban los límites federales, lo que plantea serias preocupaciones sobre la salud pública.
Este incidente resalta la necesidad de colaboración entre investigadores y comunidades locales para enfrentar los desafíos que presenta el cambio climático en el Ártico. La ciencia ha avanzado en la detección y monitoreo de estas floraciones, lo que es crucial para proteger la salud y el bienestar de las poblaciones que dependen de los recursos marinos.
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