En una expansión unilateral, Estados Unidos ha extendido su zona económica exclusiva más allá de las 200 millas náuticas, agregando un millón de kilómetros cuadrados a su territorio submarino. Esta expansión se realizó después de dos décadas de mapeo del lecho marino en el Ártico, el Pacífico y el Atlántico. Aunque el presidente Joe Biden no hizo un anuncio formal, el Departamento de Estado informó al resto del mundo a través de un comunicado diplomático. Esta decisión ha generado tensiones con Rusia y China, ya que ambos países tienen ambiciones expansionistas en sus propias costas. La expansión de la plataforma continental de Estados Unidos tiene implicaciones en disputas sobre derechos de soberanía y recursos marinos. Además, la plataforma continental es rica en minerales clave como cobalto, litio, níquel, grafito y cobre, lo que ha llevado a una competencia global por su explotación. Aunque Estados Unidos no ha ratificado la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, ha redefinido su propia plataforma continental y afirma adherirse a las leyes internacionales vigentes. Sin embargo, esta acción ha generado incertidumbre sobre la credibilidad y aceptabilidad de los límites de su plataforma continental extendida. Expertos sugieren que esta expansión podría ser el primer paso para una reclamación masiva de nuevas tierras en el Ártico, donde se espera un aumento de la navegación debido al cambio climático.
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