En España, la percepción de falta de médicos ha calado en la sociedad, especialmente debido a la sobrecarga asistencial en la Atención Primaria y el cierre de unidades sanitarias. Sin embargo, el país cuenta con una ratio de 4,5 médicos por cada 1.000 habitantes, superando la media europea de 4,1. El verdadero problema radica en la gestión de los recursos humanos del Sistema Nacional de Salud (SNS), que no sabe con exactitud cuántos médicos tiene.
El Registro Estatal de Profesionales Sanitarios (REPS), creado en 2012, debía facilitar la planificación de necesidades y coordinar las políticas de recursos humanos del SNS. No obstante, seis años después de su implementación, aún hay miles de profesionales que no aparecen en el REPS. Las comunidades autónomas y otros organismos no han completado la incorporación de datos, y solo el 76% de los profesionales están registrados.
El Consejo General de la Organización Médica Colegial (OMC) ha enviado los registros de 310.000 profesionales, pero solo 30.000 aparecen en el REPS. Problemas ortográficos y la falta de un registro común impiden saber cuántos médicos están en activo, dificultando la organización del SNS. Esta situación afecta la capacidad de llenar puestos de difícil cobertura y gestionar periodos de alta demanda, como invierno y verano.
Para paliar la falta de médicos, se han abierto nuevas plazas en universidades, aumentando el número de facultades de Medicina de 28 a 50 en 15 años. Sin embargo, esta medida ha masificado las aulas y deteriorado la enseñanza y los derechos de los pacientes. El Consejo de Estudiantes de Medicina (CEEM) pide redistribuir los números clausus en base a criterios demográficos para evitar el aumento indiscriminado de alumnos.
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