Decenas de veces al día nos rascamos los ojos. Ya sea por cansancio, estrés, por sueño… nuestras manos van a parar a nuestros ojos para frotarlos y calmarlos, porque se estimula la producción de la lágrima y se favorece la lubricación del ojo. Sin embargo, los oftalmólogos recomiendan que, si se tenemos molestias, lo mejor es parpadear varias veces en lugar de tocarnos con las manos. Pero, ¿por qué?
El equipo de oftalmólogos de la clínica Vithas alerta de que nuestros dedos, palmas y todo el conjunto de nuestras manos están repletos de bacterias por el constante contacto con objetos. Al llevárnoslas a los ojos, podemos propiciar la aparición de infecciones oculares que deriven, por ejemplo, en una conjuntivitis. Como explica la Clínica Mayo, la conjuntivitis es la inflamación de la membrana transparente entre el párpado y el globo ocular, llamada conjuntiva. “Cuando los pequeños vasos sanguíneos de la conjuntiva se hinchan e irritan, se hacen más visibles”, lo que da ese característico color rojo.
Otra ocasión en la que no debemos en ningún caso tocarnos los ojos es tras habernos sometido a algún tipo de cirugía ocular, especialmente en aquellas en las que se ha empleado LASIK. Según MedlinePlus, la operación con LASIK “es una cirugía de los ojos que cambia de manera permanente la forma de la córnea” y se realiza para mejorar la visión y reducir la necesidad de la persona de usar gafas o lentillas. El riesgo de ello es que el flap levantado (es decir, la pequeña lámina de tejido de la córnea superficial) se puede desprender si todavía no ha cicatrizado.
Más allá de una conjuntivitis, los pacientes con glaucoma deben ser más cuidadosos en cuanto a su salud ocular. Esto se debe a que pueden sufrir un daño en el nervio óptico y elevar, a su vez, la presión intraocular. Parecido ocurre con las personas con enfermedades de retina, pues pueden experimentar un desprendimiento. Además, frotarse frecuentemente los ojos puede desembocar en un queratocono, que ocurre cuando la córnea se debilita y sobresale en forma de cono. De esta manera, podemos sufrir una disminución significativa de la división.
En esta época de primavera y alergias, rascarnos los ojos por el picor puede ser incluso contraproducente. Y es que, según la clínica Vithas, podemos transferir los alérgenos de las pestañas a los ojos, agravando así la sintomatología propia de la alergia.
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