Ducharse en exceso puede desencadenar graves problemas para la salud de la piel. Según un estudio de Harvard, lo ideal es ducharse unas cuatro o cinco veces a la semana. El exceso de duchas puede afectar a los aceites y grasas naturales de la piel, provocando desajustes y problemas como acné, granitos y erupciones. Por otro lado, ducharse demasiado poco también puede dañar la piel, dejándola irritada, seca y expuesta a enfermedades e infecciones cutáneas. La temperatura del agua y el tiempo en la ducha también influyen en la salud cutánea. Es recomendable utilizar agua tibia o templada y limitar el tiempo de la ducha a entre tres y cinco minutos. Ducharse en exceso o darse duchas muy largas puede perjudicar la salud de la piel.
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