Elizabeth Francis, de 114 años, se convierte en la mujer más longeva de Estados Unidos. Atribuye su longevidad a Dios y a su estilo de vida saludable. Nunca fumó ni bebió alcohol, cocinaba con verduras de su jardín y pasaba mucho tiempo con su familia. Los investigadores confirman que trabajar el mayor tiempo posible es común entre los supercentenarios.
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