El Tren Maya, uno de los proyectos más emblemáticos del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, enfrenta serias críticas por su posible impacto ambiental. Recientemente, el INAH ha estado trabajando en la mejora de la señalización y los senderos de las zonas arqueológicas, pero la controversia persiste.
El colectivo “Sélvame del Tren” ha llevado su preocupación a la Unesco, argumentando que el proyecto amenaza el patrimonio arqueológico y paleontológico de la región. En una carta, denunciaron que el Tren Maya afecta vestigios que datan del origen de la humanidad en América.
La Unesco ha solicitado al gobierno mexicano una evaluación ambiental estratégica para determinar los efectos nocivos del proyecto, mencionando específicamente lugares como el centro histórico de Campeche y las zonas arqueológicas de Chichén Itzá, Uxmal y Palenque.
Durante una reunión en Nueva Delhi, el Comité del Patrimonio Mundial expresó su preocupación por la falta de atención a las advertencias sobre la necesidad de una evaluación ambiental. El tramo 5 del Tren Maya ha sido suspendido debido a su impacto ambiental, ya que atraviesa la Riviera Maya, un destino turístico clave.
El juez que paralizó las obras destacó que las empresas no han respetado el informe de impacto ambiental emitido por Semarnat en 2022, advirtiendo que continuar con las obras podría causar daños irreversibles.
A pesar de la controversia, el Tren Maya también ha llevado a importantes descubrimientos arqueológicos, como siete estructuras prehispánicas en Kohunlich. El INAH ha identificado miles de monumentos a lo largo de los tramos, lo que demuestra la magnitud del proyecto.
En resumen, el Tren Maya se encuentra en una encrucijada entre el desarrollo económico y la conservación del patrimonio cultural y natural de México.
Imagen: Mundo al Revés, Alstom
