Jerry Yu, un estudiante de 23 años de la Universidad de Nueva York, se ha convertido en un caso de estudio sobre cómo los ciudadanos chinos pueden mover dinero de China a Estados Unidos sin llamar la atención de las autoridades de ninguno de los dos países. Yu es el dueño mayoritario de una mina de bitcoin en Texas, adquirida el año pasado por más de 6 millones de dólares. La transacción se realizó a través de criptomonedas y una bolsa extraterritorial, lo que permite evitar el sistema bancario estadounidense y las restricciones chinas a la salida de dinero. Sin embargo, problemas de pago en la mina han revelado documentos que muestran cómo los inversionistas chinos han inundado Estados Unidos con gastos de construcción o gestión de criptominas. Estas minas generan criptomonedas, principalmente bitcoin, que pueden cambiarse por dólares estadounidenses en bolsas. La mina de Channing, en Texas, consta de varios edificios diseñados para albergar 6000 computadoras especializadas. Los inversionistas chinos han atraído el escrutinio de la seguridad nacional y se han revelado posibles vínculos con cargos políticos y empresariales influyentes. La transacción de compra de la mina se realizó a través de tether, una criptomoneda que ofrece anonimato. Sin embargo, no se hizo un registro público de la fuente de los fondos. Binance, la bolsa que gestionó la transacción, se declaró culpable de violar las normas contra el lavado de dinero y aceptó pagar multas y pérdidas de derechos. Aunque BitRush, la empresa de Yu, afirma cumplir con todas las leyes y normativas, ha presentado una demanda por incumplimiento de pago contra Crypton Mining Solutions. El caso destaca la importancia de regular los intermediarios centralizados en la industria de las criptomonedas.
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