El rover Perseverance aterrizó en Marte el 18 de febrero de 2021, en el cráter Jezero, un lugar elegido por albergar el delta de un antiguo río. Aunque esos cuerpos de agua se secaron hace mucho tiempo, la NASA esperaba encontrar pistas de vida pasada vinculada a la presencia de agua líquida. Perseverance ha hallado minerales que corroboran la antigua existencia de agua en el cráter Jezero, pero hasta ahora no había encontrado restos de posibles formas de vida.
Recientemente, el rover ha sorprendido a los científicos con una roca apodada «Cheyava Falls», que presenta marcas blancas rodeadas de un halo negro, similares a las manchas de un leopardo. Estas marcas milimétricas podrían ser la pista que la NASA lleva años esperando para entender si hubo vida en Marte. En la Tierra, estas marcas se asocian con actividad microbiana fosilizada, resultado de reacciones químicas que podrían haber sido el sustento de antiguos microorganismos.
La roca se encontraba en Neretva Vallis, un antiguo valle fluvial donde la geología está esculpida por antiguas corrientes de agua. Los instrumentos del rover detectaron compuestos orgánicos en la roca, pero también cristales de olivino, un mineral que se forma a partir del magma. Una reacción química abiótica a temperaturas incompatibles con la vida podría haber dado lugar a las marcas a partir de los cristales de olivino y los sulfatos.
Perseverance no tiene instrumentos para resolver este enigma, así que ha aislado un fragmento de la roca en un tubo para un futuro análisis en la Tierra. Esta es la vigésimo segunda muestra marciana de Perseverance y podría convertirse en la más importante.
Imagen: NASA
