Tres ladrones asaltaron la sede de Dreamlove, la mayor distribuidora nacional de juguetes sexuales, llevándose once consoladores de oro valorados en más de 50.000 euros. Sin embargo, un año después, el caso ha sido archivado por falta de autor conocido. Los ladrones cortaron la luz de las farolas y manipularon las cámaras de seguridad para dificultar su identificación. Aunque la Guardia Civil investigó el caso, no se pudo dirigir la acusación contra ninguna persona. Los consoladores robados son fácilmente reconocibles y se fabrican en pocas unidades, lo que dificulta su venta en el mercado negro. Expertos señalan que es complicado colocar estos productos al margen de la legalidad. La investigación no ha podido determinar si los ladrones conocían el valor de los consoladores o si los encontraron por casualidad al forzar la caja fuerte. A pesar del valor del botín, el robo podría salir gratis a los responsables.
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