En el norte de la península Ibérica, el río Limia se convirtió en un símbolo de temor para las tropas romanas. No por su caudal o longitud, sino por la leyenda que lo rodeaba. Los legionarios creían que sus aguas eran las del Leteo, un río del inframundo que provocaba la pérdida de memoria. Esta creencia se extendió entre los soldados, quienes temían cruzar el río por miedo a olvidar sus recuerdos.
El Limia nace en la provincia de Ourense y se extiende 108 km hasta desembocar en el Atlántico, atravesando localidades como Ponte da Barca y Viana do Castelo. Sin embargo, su fama no proviene de su geografía, sino de su simbolismo. En tiempos romanos, se pensaba que el Limia era el Lethe, uno de los cinco ríos del Hades, conocido por su capacidad de borrar la memoria de quienes lo cruzaban.
La leyenda del Limia tiene una fecha clave: en 138 a.C., el general Décimo Junio Bruto se encontró con que sus tropas se negaban a cruzar el río. Para demostrar que no había peligro, decidió cruzarlo él mismo, llamando a sus soldados para mostrar que su memoria no había sido afectada. Esta hazaña se recuerda hasta hoy, y cada verano se celebra en Xinzo de Limia la ‘Festa do Esquecemento’, que recrea este cruce y celebra la historia del río.
A pesar de que la leyenda del Leteo gallego ha perdurado a lo largo de los siglos, también se han propuesto explicaciones más prosaicas. Algunos historiadores sugieren que la abundancia de vino en la región podría haber influido en la percepción de desmemoria entre los romanos. Así, el río Limia sigue siendo un tema de interés y estudio, recordando la fascinación que la mitología y la historia pueden generar.
Imagen: Álvaro Pérez Vilariño 1 y 2 (Flickr) y Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación