La Unión Europea ha prohibido la venta de purpurina debido a su contribución a la contaminación por microplásticos. Esto ha generado un desafío para las comunidades, especialmente en las Islas Canarias, donde el Carnaval es una festividad importante. Aunque existen alternativas biodegradables, son más caras. Algunas opciones incluyen purpurina hecha de azúcar o algas, así como el uso de materiales reciclables como el espejo acrílico. Sin embargo, la medida tiene algunas excepciones, permitiendo el uso de purpurina convencional que aún esté en stock. A pesar de las dificultades, la prohibición ha impulsado la creación de empresas dedicadas a la fabricación de purpurina biodegradable. El Carnaval de Sitges ha tenido que adaptarse a la normativa utilizando remanentes de años anteriores. Aunque la falta de purpurina ha generado preocupación, algunas asociaciones afirman que han aprendido a racionarla para que dure más tiempo. A pesar de los desafíos, el Carnaval de Canarias sigue siendo una celebración importante que va más allá de la purpurina.
Imagen: Unsplash / GTRES