El ‘fake it till you make it’ es una estrategia popularizada que consiste en fingir confianza, competencia y mentalidad optimista para que esas cualidades se desarrollen de verdad en la vida real. Aunque mentir puede ser una buena estrategia a corto plazo, ya que somos malos detectando mentiras, mentir puede salir caro a medio-largo plazo.
La probabilidad de saber si alguien está mintiendo o no es solo del 54%, ligeramente mejor que el azar. Ni siquiera los profesionales mejor entrenados para detectar mentiras son capaces de pillar a un mentiroso con fiabilidad. Sin embargo, mentir puede tener consecuencias negativas a largo plazo, ya que las historias pueden cambiar y las versiones pueden fallar.
Mentir también es considerado inmoral por la mayoría de las personas, lo que afecta a todo el mundo. Se cree que esto se debe a que somos malos detectando mentiras y que mentir es una adaptación cultural para mitigar el efecto negativo que las mentiras podrían tener en el tejido social.
Mentir sobre uno mismo tiene un alto costo psicológico, especialmente en el mismo día. Mentir sobre uno mismo tiene un impacto pernicioso sobre la propia autoestima y puede llevar a una baja de autoestima. Aunque a posteriori, si la estrategia funcionó bien, puede ser que reevaluemos lo que pasó y creamos que fingir fue una buena opción.
El ‘fake it till you make it’ no se trata de fingir que sentimos algo que no sentimos, sino de saber que acción y sentimiento van de la mano. Sentir nerviosismo, inseguridades o miedo en ciertas situaciones es normal, pero la clave para que esos sentimientos cambien está en actuar. Si actuamos, los sentimientos vendrán detrás.
Imagen: Matt Brown
