El MIT ha logrado acercar los átomos mucho más de lo que era posible hasta ahora, abriendo la puerta a la exploración de los estados exóticos de la materia y a la fabricación de nuevos materiales cuánticos. Utilizando átomos de disprosio, los investigadores lograron aproximarlos a una distancia de tan solo 50 nanómetros, lo que propició la aparición de nuevos efectos cuánticos. Estos efectos, como la termalización y la oscilación sincronizada de las capas de átomos, podrían tener aplicaciones prácticas en la construcción de la primera puerta cuántica magnética y en el desarrollo de ordenadores cuánticos.
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