Aunque en España seguimos con nuestra particular lucha contra la sequía, es innegable que estos días están siendo muy buenos. Sin embargo, las predicciones a largo plazo ponen nervioso a cualquiera. El invierno parece haber estado completamente ausente en amplias regiones de la cuenca mediterránea. Los días cálidos se han duplicado en enero desde los sesenta, mientras que las heladas han disminuido hasta un 30%. La pérdida del invierno supone cambios sustantivos para la cuenca mediterránea, como la pérdida de la temporada de recuperación vegetativa. La Organización Meteorológica Mundial insiste en que las políticas de adaptación deben basarse en las tendencias climáticas a medio y largo plazo. En España, Andalucía ha logrado no restringir el suministro a pesar de la peor sequía desde los años 90. Aunque conlleve despedirnos del invierno.