El campo europeo se encuentra en crisis debido a la situación económica de los agricultores, la burocracia de la política de Bruselas y la competencia de países con precios más bajos. Además, la extrema derecha está politizando el malestar en vísperas de las elecciones europeas. Los problemas del campo vienen de lejos y las soluciones tardan años en llegar. Los costos de los agricultores se han disparado debido a la pandemia, la guerra en Ucrania y el aumento de los precios de la energía y los fertilizantes. Además, la sequía y el cambio climático están afectando al campo en España y en el sur de Europa. Las protestas de los agricultores se han extendido por toda Europa, con quejas compartidas sobre la competencia desleal y la calidad de los productos. La Política Agraria Común (PAC) también está en marcha, pero la burocracia dificulta la solicitud de fondos. Además, la apertura de la Unión a los productos agrícolas ucranianos y los acuerdos comerciales con otros países también generan conflictos. Los agricultores españoles culpan a Marruecos de la competencia desleal. Las demandas de los agricultores incluyen una mejor aplicación de la Ley de la Cadena, la simplificación de la burocracia de la PAC, más controles a los productos marroquíes y medidas para frenar los acuerdos comerciales. También se piden ayudas para hacer frente a los altos costos y la sequía. El Gobierno español ha prometido medidas, como cláusulas espejo en los acuerdos comerciales y la reducción de la burocracia. Además, se han aprobado ayudas y medidas por valor de más de 4.000 millones de euros para el sector primario. En resumen, el campo europeo enfrenta una crisis con problemas compartidos y soluciones que requieren acciones a nivel nacional y comunitario.
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