Una cena rápida y sencilla son los sandwiches de cualquier cosa: pan, jamón, queso y a esperar. Sin embargo, una de las recetas más rápidas de la cocina se convierte en una rémora en lo que a limpieza se refiere. Esto es así porque el simple gesto de hacer un sándwich, sobre todo cuando incorpora queso, deja bastante suciedad en este electrodoméstico, y requiere de una limpieza rápida, casi acto seguido después de comer, cuando menos ganas se tienen aún de limpiar. Para evitar este callejón sin salida (pues dejar la sandwichera sucia no es una opción, al fermentar en ella los gérmenes y bacterias conforme pasan las horas), existe un viejo truco que muchos han perdido de vista. Esta solución resulta de lo más sencilla, económica y no se pierde ni un minuto en aplicarlo, de forma que comerse un sándwich así resulta de lo más indicado para quienes no quieren limpiar este práctico electrodoméstico. Basta con un papel Simplemente hay que colocar un papel de horno entre la plancha y el bocata, de manera que este retendrá todas las migas y restos de comida, como el queso que al fundirse sobresale. Según las dimensiones de la sandwichera, bastará con doblar sobre sí mismo un papel de cocina, si esta es de dos unidades, o colocar dos papeles si el electrodoméstico es más bien familiar. Este papel, preparado para alcanzar elevadas temperaturas, también evitará que las planchas se rayen al sacar el bocadillo, por ejemplo, con utensilios no indicados para su superficie. Limpieza rápida En caso de no usar este viejo truco, basta con, una vez retirados los bocadillos con la espátula y apartar los trozos grandes de comida, tener preparado un paño húmedo con agua caliente suficientemente grueso para no quemarse. Rápidamente, hay que pasar este paño por la superficie de la sandwichera en ambos lados, y así se eliminarán los restos de grasa más importantes que son los que más cuesta quitar en seco.
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