La llegada de los ordenadores de 16 bits a mediados de los años 80 comenzó a cambiarlo todo más allá de nuestras fronteras. En España, la incipiente industria de los videojuegos ya apuntaba maneras. El salto tecnológico de los 8 a los 16 bits permitió a los desarrolladores explorar nuevas posibilidades creativas. A medida que el mercado de los 16 bits se consolidaba, las empresas de desarrollo de videojuegos tuvieron que adaptarse y aumentar sus recursos. Aquellos que no lo lograron desaparecieron. El cambio de modelo de negocio fue impulsado por la explosión del mercado de las consolas. Las últimas generaciones de consolas y la evolución del PC no han tenido un impacto tan revolucionario como el salto de los 8 a los 16 bits. Aunque la innovación ha sido progresiva, algunos usuarios añoran aquellos tiempos en los que una nueva plataforma sorprendía. Es improbable que se repita un salto tecnológico tan grande en el futuro.
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