El conflicto entre Irán e Israel ha desatado una serie de tensiones geopolíticas que afectan directamente al precio del petróleo. La atención internacional se centra en el Estrecho de Ormuz, una vía crucial para el transporte de crudo, donde circula aproximadamente el 20% de la producción mundial de petróleo. Un posible cierre de este estrecho podría interrumpir el suministro global, lo que generaría un aumento inmediato en los precios del crudo.
Actualmente, el precio del Brent ha alcanzado los 80 dólares el barril, y analistas como Bank of America advierten que podría superar los 250 dólares si la situación se agrava. La incertidumbre en los mercados financieros se intensifica, y los países productores, incluidos los de la OPEP, están en alerta ante esta posibilidad.
Además, la llegada del huracán Milton al Golfo de México añade otra capa de preocupación, ya que podría afectar la producción de petróleo y gas en esa región. Estados Unidos ha comenzado a acelerar el aprovisionamiento de petróleo a través de su Reserva Estratégica de Petróleo (SPR), comprando más de 6 millones de barriles para mitigar el impacto de estas crisis.
La OPEP ha declarado que tiene capacidad para cubrir una posible interrupción del suministro, pero no de forma inmediata ni total. Aunque Arabia Saudí y otros miembros tienen una capacidad excedente de 6,4 millones de barriles diarios, un cierre prolongado del Estrecho de Ormuz podría llevar a un déficit en el suministro global. En este contexto, la responsabilidad de equilibrar el mercado recae sobre la OPEP y Rusia, lo que añade más volatilidad al mercado petrolero.
Imagen: Goran_tek-en