El sector energético de Rusia ha sufrido un golpe significativo debido a las sanciones impuestas por Occidente. A pesar de esto, Moscú se niega a reconocer su dependencia de las exportaciones de gas natural a Europa, que han disminuido desde el inicio de la guerra con Ucrania. En una reciente entrevista, el ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, afirmó que Rusia no ha interrumpido las exportaciones porque son «gente decente» que cumple con sus contratos a largo plazo.
Sin embargo, lo que Lavrov no menciona es que la razón principal para continuar con estas exportaciones es la necesidad de ingresos. Antes de la guerra, Rusia suministraba hasta el 40% del gas que consumía Europa, pero esta cifra ha caído a aproximadamente un 15% a finales de 2023. Esto se debe a daños en los gasoductos Nord Stream y a una reducción en los flujos de gas.
Los beneficios del petróleo y el gas ruso están en peligro debido a las sanciones y restricciones, incluyendo un tope de precio impuesto por el G7. En 2023, los ingresos por petróleo y gas alcanzaron los 8,82 billones de rublos, un 24% menos que en 2022. Aunque Rusia ha elevado su pronóstico de ventas, el precio de equilibrio del crudo ha aumentado significativamente, lo que afecta a las empresas energéticas y a la economía en general.
La industria del petróleo y el gas representa entre el 30% y el 50% de los ingresos del presupuesto federal ruso. Además, Rusia podría perder hasta 6.500 millones de dólares al año si no se renueva un acuerdo de tránsito de gas con Ucrania. A pesar de redirigir sus exportaciones a mercados alternativos, las materias primas se venden a precios más bajos debido a las sanciones.
En resumen, aunque Rusia ha logrado mantener su producción y exportaciones, enfrenta serios desafíos económicos que podrían afectar su capacidad para sostener la guerra en Ucrania.
Imagen: Business Insider