El impacto ambiental de los coches eléctricos: realidad y mitos

Los coches eléctricos son promovidos como el futuro del transporte debido a su baja contaminación. Sin embargo, la realidad es más compleja. La producción de baterías requiere metales como el litio, cobre, cobalto y níquel, cuya extracción tiene un alto costo ambiental y social.

El litio, esencial para las baterías, se extrae principalmente en el desierto de Atacama, Chile. Este proceso consume grandes cantidades de agua, afectando los recursos locales. El cobre, también crucial, se extrae en minas que contaminan el suelo y el agua, y están cerca de agotarse.

El cobalto, mayormente extraído en la República Democrática del Congo, implica condiciones laborales peligrosas y explotación infantil. El níquel, cuya demanda está en aumento, se extrae en Indonesia, causando conflictos con la agricultura y contaminación marina.

Además, el reciclaje de baterías es un desafío. La falta de diseño para el reciclaje y la separación entre fabricantes y recicladores complican el proceso. Sin embargo, la ciencia respalda la sostenibilidad de los coches eléctricos a largo plazo. Aunque su fabricación es intensiva en carbono, su uso reduce significativamente las emisiones en comparación con los vehículos de combustión interna.

En resumen, aunque los coches eléctricos presentan desafíos ambientales y sociales, su impacto es menor que el de los vehículos tradicionales. La transición a energías renovables y mejoras en la tecnología de baterías son clave para un futuro más sostenible.

Imagen: Business Insider

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