El hormigón es un material fundamental en la construcción, pero su producción genera grandes emisiones de CO2. En la Universidad de Drexel, un grupo de científicos ha desarrollado un aditivo llamado BioFiber que permite crear hormigón autorreparable. Este aditivo contiene esporas bacterianas latentes que, al entrar en contacto con el agua, producen carbonato de calcio y sellan las grietas en el hormigón. Además de su capacidad de autocuración, el hormigón con BioFiber también controla el crecimiento de las grietas y responde a los daños de la estructura. Esto prolonga la vida útil de las estructuras de hormigón y reduce la necesidad de reparaciones, lo que a su vez reduce costos y la demanda de materiales. Otros proyectos, como el programa BRACE de DARPA, también buscan desarrollar hormigón autorreparable, inspirándose en los sistemas vasculares humanos y las redes de hongos filamentosos. El hormigón autorreparable es un avance clave para la construcción sostenible, ya que reduce las emisiones de CO2 y promueve la eficiencia en el uso de materiales. Este tipo de innovaciones demuestran la importancia de combinar disciplinas como la ciencia de los materiales y la microbiología para lograr avances significativos en la industria de la construcción.